La respuesta más conveniente a esta pregunta (¿azúcar o edulcorante?) debería ser “ninguno de lo dos”.
La
realidad es que tanto el azúcar blanco como los edulcorantes
artificiales se encuentran cada vez más presentes en los productos
alimenticios, haciéndose más difícil evitarlos en la alimentación
diaria.
Generalmente
se hace la elección entre el consumo de uno u otros basándose
únicamente en el contenido calórico, pero lo cierto es que no podemos
limitarnos a las calorías a la hora de elegir nuestros alimentos de
consumo diario.
Por
otro lado, las calorías del azúcar blanco se consideran “calorías
vacías”, debido a la pérdida de cualquier otro nutriente durante su
fabricación y refinado, perdiendo así las vitaminas y minerales. Es por
eso que, si la elección del azúcar por parte del consumidor se debe a
que se trata de un producto de origen natural (caña de azúcar), debe
tenerse en cuenta que por ser un producto refinado, puede traer
consecuencias negativas si se consume en exceso.
Algunos problemas que puede traer el consumo exagerado de azúcar:
Además
de no aportar nutrientes, el azúcar, para ser metabolizado, precisa de
las vitaminas del grupo B, en especial de la vitamina B1. Esta vitamina
se ingiere habitualmente en poca cantidad, por eso, si el organismo debe
utilizar la cantidad que tiene disponible para metabolizar el azúcar
que se ingiere, existirá el riesgo de padecer un déficit de la misma.
También
se sabe que el consumo de azúcar se relaciona con las enfermedades
cardiovasculares y la obesidad, ya que su ingesta excesiva provoca el
exceso y la acumulación de grasa, lo que puede llevar al bloqueo de las
arterias y los capilares con el consiguiente riesgo de infartos
cardiacos y cerebrales.
Asimismo, puede provocar el
desarrollo de la diabetes cuando hay predisposición genética. Tampoco se
debe olvidar el efecto desmineralizante y la influencia en las caries
que tiene el azúcar, especialmente en niños.
Además de eso: existen estudios que
indican que el consumo de azúcar ayuda en el desarrollo de las úlceras
de estómago por su efecto irritante de la mucosa gástrica.
El
caso de los edulcorantes no es mucho más benéfico que el del azúcar de
mesa. Existen varios tipos y sustancias, pero en general, se puede decir
que se trata de sustancias artificiales que generalmente contienen
pocas calorías y un gran poder edulcorante.
Son
sustancias que han sido ampliamente estudiadas para verificar si son
inocuas o no. Con los datos obtenidos en estos estudios se determinaron
dosis seguras de consumo, que equivalen a una centésima parte de la
cantidad que se mostró “sin efectos” negativos para animales. Este valor
se llama “ADI” (ingesta diaria aceptable o admisible) que se indica por
Kg de peso de la persona. O sea, para un niño será mucho más fácil
llegar a ese valor que para un adulto, dado que su peso es menor y el
valor de la ADI se multiplica por el peso.
Es decir, si tomáramos como ejemplo
una gaseosa de tipo cola Light, que contenga cada 100 mL, 6 mg de
sacarina, 32 mg de ciclamato y 12 mg de aspartamo (ADI = 0-2,5 mg/Kg
para sacarina, 0-11 mg/Kg para ciclamato, 0-40 mg/Kg/día para
aspartamo), una persona de 70 Kg podría superar la ADI de la sacarina
bebiendo 3 litros/día (175 mg/día de sacarina), la ADI del ciclamato con
sólo 2,5 litros/día (770 mg/día de ciclamato) y del aspartamo con 23
litros/día (2800 mg/día de aspartamo). Beber 3 litros de una gaseosa en
un solo día no es imposible. Ahora, si consideramos un bebé de 14 Kg,
bebiendo 600 mL estaría superando la ADI de sacarina y ciclamato, así
como un niño de 35 Kg la superaría con 1,5 litros.
Otro ejemplo son los zumos
artificiales, porque aunque no sean dietéticos, muchos de ellos
contienen edulcorantes artificiales que son adicionados para disminuir
el volumen de polvo, siendo que el volumen que ocupa un edulcorante
artificial es mucho menor que el del azúcar utilizado para endulzar la
misma cantidad de un producto. Es por eso que el problema se torna cada
vez mayor, debido al uso indiscriminado de diversos edulcorantes en los
productos industrializados.
Considerando que el consumo regular
de zumos artificiales entre niños es habitual y que el consumo de
gaseosas light está aumentando entre ellos, y sumándole a éstos, otros
productos que puedan ser consumidos durante el día, se puede observar
que en el caso de niños no es tan difícil que se exceda la ADI de
algunos edulcorantes artificiales. Aunque la ADI no sea un umbral de
toxicidad, sería conveniente evitar superarla, pues todavía es necesario
que se realicen más investigaciones, especialmente en lo que respecta a
toxicidad crónica. Por lo tanto, es bueno mantener cierta precaución en
el consumo de edulcorantes artificiales y aditivos en general, con un
cuidado especial cuando se trata de bebés y niños.
Una
opción más saludable al azúcar blanca es el azúcar negra, que por
tratarse de un producto menos refinado conserva aún algunos de minerales
y vitaminas del producto inicial. Igualmente, como la diferencia no es
muy significativa, tampoco es recomendable abusar de su consumo.
La
miel, al contrario, es mucho más rica que el azúcar de mesa en su
contenido de minerales y vitaminas, con lo cual es muy recomendable para
endulzar bebidas y panes en caso de elegir desayunos dulces, siempre y
cuando no haya algún problema de diabetes o sobrepeso.
Están también apareciendo en el
mercado de productos naturales las mieles de cereales que se obtienen
por fermentación de los granos integrales. Existen mieles de arroz,
trigo, cebada y maíz que contienen los nutrientes del grano integral de
partida más el enriquecimiento que produce la fermentación. Debido a la
riqueza nutricional, el efecto calórico es muy bajo comparado con el del
azúcar y contienen todos los elementos necesarios para su metabolismo
ya que no se produce ningún tipo de refinado en su elaboración.
Dentro de los edulcorantes, la
recomendación sería ir variando su consumo, comprando marcas y productos
que contengan en su composición diferentes tipos de edulcorantes, para
evitar el exceso de consumo de alguno de ellos. También es importante
moderar el consumo de productos light y diet, así como todos los que
contengan edulcorantes.
Si fuera posible, lo ideal sería
acostumbrarse a consumir los alimentos y bebidas con su sabor original,
sin necesidad de agregarles dulces. Por ejemplo, si se tiene la
costumbre de tomar el té dulce, se puede ir reduciendo la cantidad de
edulcorante o azúcar hasta habituarse a su gusto natural.
Fuente: Alimentación sana
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